El predominio intelectual del marxismo era tal que no había
necesidad de leer a sus profetas para simpatizar con la causa revolucionaria. Eduardo
Posada Carbó
El autor comienza mostrando su participación en los clubes
de lectura de la javeriana, dónde leían a autores y textos cuasi que de la
revolución. El clima intelectual en las universidades era de lectura. Era un
ambiente del florecimiento del pensamiento del marxista-Lenista con desprecio
de la democracia liberal. Perdían su fervor la tradición liberal democrática.
Algunos de estos intelectuales son académicos, otros
escritores, periodistas, … Entre los grandes intelectuales, el autor nos
propone a: Eduardo Caballero Calderón (cartas colombianas e historias íntima
de los colombianos) Luis López de Mesa (el escrutinio sociológico de la
historia colombiana); estos dos autores muestran peyorativamente al
país en su dimensión política, racial, y nacional. Por tanta degradación y
desordenes, piensan pues que no hay una nación política desde la independencia
quizá por sus fijaciones étnicas. Hay una condenación de los autores a la
política, a la organización de la nación y a la manera de gobernar; en algunos
casos estos autores no hacen referencia a la vida política. El pensamiento de
estos se ven reflejados en otros intelectuales que vienen después de ellos y
que pudieron ser influenciados por esos primeros a saber William Ospina (dónde está la franja amarilla?); y
Gabriel García Márquez (por un país al alcance de los niños); estos dos últimos a diferencia de los primeros
no tienen prejuicios raciales pero buscando definir la nación bajo criterios
étnicos y culturales ambos siguen menospreciando a la tradición política
tradicional que era la democrática-liberal. Se puede ver con esos intelectuales
que hay un clima en dónde se está degradando la política, las instituciones y
la nacionalidad, ese clima emerge cuasi que sin gran oposición de los
intelectuales del lado de la democracia-liberal, estos parecen estar ausentes
en el ámbito intelectual.
Aunque hasta este punto no podemos afirmar que los autores
proponían un pensamiento revolucionario sí se puede afirmar que sus
pensamientos fueron el caldo de cultivo dentro del cual nacerán las
revoluciones, pues, se puede ver entre estos escritores un discurso que durante
la crisis del país despreció las instituciones democrático-liberales considerando
a estas como fracasos.
Dentro de ese ambiente es que llegan las ideas del Marixismo-Lenismo
para minar la democracia liberal en Colombia, llevando a esa nueva revolución
hacia las armas y con la justificación de estas. Este pensamiento
revolucionario penetró en las universidades y encontró apoyo. Y de esos
pensamientos nacieron los grupos guerrilleros que eran en su mayoría
intelectuales, estudiantes, excepción hecha de las FARC que sí nace en un
entorno campesino. Aquí algunas obras significativas fueron las del Che Guevara
(la guerra de las guerrillas) de Regis Debray (el castrismo: la larga marcha de
América Latina) y el cura Camilo Torres fue una figura emblemática de esas
revoluciones armadas. El hecho de que este fuera cura muestra al menos cómo de
una u otra manera las ideas intelectuales del momento estuvieron a favor de
esas revoluciones con violencias a veces. Podemos afirmar entonces que el
ambiente intelectual iba de la mano con los pensamientos guerrilleros hasta que
en medio de una carta muchos intelectuales en noviembre de 1992 se distancian
de las guerrillas.
De esa carta de separación se pasa a una época de debate
intelectual entre las dos visiones: la democrática liberal y la Marxista-Lenista,
que se puede plasmar en la discusión entre el curo Camilo Torres y los
intelectuales Mario Latorre y Fernando Cepeda Ulloa en la asociación de ex
alumnos de la universidad de los Andes.
Pero toda esa historia no se queda en la separación ni
antagonismo entre los dos partidos y mejor dicho entre los dos movimientos porque
el autor piensa que con el tiempo hubo algunos indicios de reconciliación como
lo fue el prologo de García Márquez a las Memorias de Alberto Lleras de 1997.
La vida intelectual es pues la guía practica de las
naciones. Se puede ver cómo una manera de pensar la vida publica se ha
encarnado en una nación haciendo surgir en estas vías de solución a la crisis de
la democracia liberal como lo pudo ser las guerrillas armadas, aunque también
es de reconocer que estas últimas no pudieron acabar totalmente ni con el
pensamiento o la política democrático-liberal.